miércoles, 14 de marzo de 2012

Esperando a 'La Bestia' con Jon Sistiaga (2ª parte: México, matadero de periodistas)


Soldados policía. Una de las decisiones más controvertidas del gobierno que preside el panista Felipe Calderón ha sido sacar a las tropas del Ejército a realizar labores de policía por las calles del país para luchar contra el crimen organizado

LA PRIMERA IMPRESIÓN que da Jon Sistiaga en persona, anoto en la libreta aprovechando un breve silencio en la entrevista, es la de estar ante un tipo tranquilo, con las botas permanentemente pisando el suelo -huye a toda costa de esa imagen "hollywoodiana" del reportero de guerra adicto a la adrenalina de las bombas-, y que incluso, me da la sensación, se muestra algo esquivo con la popularidad que, "queriéndolo o no", le ha otorgado esa trayectoria realizando coberturas y reportajes de investigación en lugares tan poco propicios para el periodismo como el propio Irak de posguerra –allí documentó las consecuencias de la invasión con el reportaje Sargento, ¿a qué estamos disparando-, Afganistán –Españoles en la ratonera-, Oriente Próximo –Los desiertos de Al Qaeda-, Corea del Norte –Amarás al líder sobre todas las cosas-, Indonesia –En las puertas del Infierno-, Venezuela –Los soldados de Chávez-, Tanzania –Blancos del mal-, o Mogadiscio, capital somalí donde recientemente realizó una crónica acerca de Los Señores de la guerra. "Quizá una de las cosas más complicadas para un periodista es saber gestionar su popularidad", me dirá luego de comentarle que la primera vez que escuché su nombre fue con la noticia de su secuestro –o como él mismo corrige: "detención ilegal"- por las tropas serbias el 2 de abril de 1999, en Kosovo. Pero de eso hablaremos unos párrafos más abajo. Ahora estamos en México, un país que es noticia por los cincuenta mil muertos que ha provocado la llamada guerra contra el narco. Una guerra que Jon Sistiaga conoce bien después de que, en el 2008, realizara un recorrido por la "sórdida geografía de la violencia mexicana" con el escalofriante documental Narco-México: corrido para un degollado.

"El Gobierno mexicano no puede seguir con la teoría de que los 50 mil cadáveres son en un 99% narcos. Eso es algo insotenible; Calderón va a tener que dar muchas explicaciones" 
"En aquel entonces las cifras de muertos eran de unos cinco mil al año, algo que ya me parecía una auténtica exageración", hace memoria Sistiaga, quien durante la grabación de aquel reportaje cuestionaba a Fernando Castillo, portavoz de la Fiscalía Federal de México, si de seguir esa escalofriante tendencia de 5 mil muertos al año, el gobierno de Calderón podría terminar el mandato con 25 mil víctimas en total. Sin embargo, como él mismo admite tres años después, aquella cifra era, en realidad, demasiado optimista. "Según datos oficiales –continúa-, se cerró 2011 con once mil y tantos muertos. Por lo que el gobierno de Felipe Calderón ya no puede seguir sosteniendo la teoría de que los 50 mil cadáveres de esta guerra son, sobre todo y en un noventa y nueve por ciento, narcos. Eso es algo insostenible", asevera rotundo el periodista, que además considera que esta batalla por contener los embistes cada vez más feroces de los cárteles de la droga puede traer consecuencias legales muy serias para Calderón, debido "al gran número de denuncias en contra del Ejército por violación a los derechos humanos", así como "por la gran cantidad de desaparecidos y muertes" que a diario se producen como consecuencia de esta guerra. "Es cierto que la apuesta de sacar las tropas a la calle a realizar labores de policía fue dura –admite-, y además es verdad que Calderón cumplió su promesa electoral de combatir a la violencia" (el Gobierno presume que hasta julio de 2011 han sido detenidos o abatidos 21 de los 37 capos más buscados). "Pero, ahora bien -contrapone-, sacar a los soldados de los cuarteles también tenía sus problemas, porque al final los que detienen y los que hacen los controles son chavales de 18 años que están haciendo todavía la Mili (servicio militar)". Por lo que, ultima, "Calderón va a tener que dar muchas explicaciones de esta guerra y seguramente tendrá que esperar alguna denuncia de carácter internacional, si es que ya no la hay, por todas esas muertes".

"Probablemente, México es ahora el mayor matadero de periodistas del mundo"
50 MIL CADÁVERES. Este es el desolador panorama con el que ha tenido que aprender a convivir el mexicano en los últimos años. Un panorama en el que el profesional de la información también se ha visto atrapado entre dos fuegos debido a la ley de Plata o Plomo impuesta por la delincuencia en buena parte del territorio nacional. "Probablemente, México es ahora el mayor matadero de periodistas del mundo", sentencia Sistiaga. Y teniendo en cuenta las escalofriantes estadísticas, razón no le falta. Así lo avala de nuevo la Comisión Nacional de Derechos Humanos, cuyo último reporte establece que de enero del año 2000 hasta septiembre del 2011 un total de 74 periodistas han sido asesinados; mientras que otras organizaciones como Reporteros Sin Fronteras o la Fundación para la Libertad de Expresión elevan el número de crímenes hasta en 80 y 84, respectivamente. Unas cifras que han catapultado al país azteca, junto con Irak y Afganistán, al lugar número uno de países más peligrosos del mundo para ejercer la profesión. "Obviamente, reportajear este terrible drama en una guerra que se ha cobrado 50 mil muertos es lo que provoca que muchos de esos reporteros de los que hablan las estadísticas hayan sido asesinados. ¡Pero ojo! –llama la atención-. No solo por lo que cuentan o denuncian, sino porque algunos de ellos también estaban de alguna manera coludidos con algunas de las partes y la otra decidió vengarse, o mandar un mensaje o una advertencia, matando al periodista".

(En breve, tercera parte: "¿Volver a Irak? No tengo un resorte de adrenalina que me explote de vez en cuando y necesite irme corriendo a una guerra)

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