lunes, 31 de agosto de 2009

Columbo, llámeme Columbo...

Manuel Ureste / VPC
Usted probablemente no lo vea. Pero está ahí: apoyado en cualquier esquina. Fumando un cigarrillo con parsimonia mientras mira al suelo; sentado haciendo como si nada en un café del centro de la ciudad. O tal vez se encuentre a unos pocos pasos de usted: oculto tras los cristales polarizados de un vehículo. Esperando con paciencia infinita el momento idóneo para cazar la prueba definitiva que resuelva el caso... Él es Columbo. Detective privado Columbo.

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Las campanas de la Catedral doblan a todo lo que dan. Inundando por completo el ir y venir de la vida sentado en el Hotel Zevallos frente a un expresso.
La mañana está fría y lluviosa. Algo extraño para esta época del año. Por mi lado pasa distraído un mesero de esos de chalequito, pajarita negra y franela colgándole del antebrazo. Le hago un gesto con la mano y pido un café.

Ahora sí, el reloj del Ayuntamiento marca las 12 en punto.

Mediodía... y este tipo no llega, pienso. O tal vez sea ése de la gabardina. O a lo mejor es cualquiera de los que están aquí, enfrente de mis narices. Quién sabe.
Con cuidado de no quemarme hasta las entrañas le doy un sorbo al expresso matutino. Dejo el diario a un lado de la mesa y saco de la cartera de cuero chafa una tarjeta. ‘Detective privado. Perito calígrafo y grafoscopo’, reza el membrete. ¿Especialidad?: rastrear la evidencia.

Ya pasan veinte minutos de la hora pactada: se acabó la cortesía. Meto la mano en el bolsillo y marco el número. Al segundo tono una voz poderosa me contesta.
Quiobo, Oiga, estoy en Los Portales, como habíamos acordado. Sí, ya sé. Cómo que ya sabe. Le digo que ya sé. Pero... Vaya unas mesas más abajo. Llevo una camisa verde oscura y estoy tomando un Americano. Por cierto, llega usted tarde.

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‘Ese detective de los 70...’
En efecto, allí estaba. Sentado en la terracita del bar Neverland. Poniendo azúcar al café y dándole vueltas con la cucharilla.
Es un tipo moreno, de unos 40 años largos, más bien chaparrón, de pelo negro como el tizne, bigotito recortado, rostro contundente y ojos ciertamente achinados: idéntico a Charles Bronson.
Buenos días. Perdón, ¿su nombre...? Llámeme Columbo, todos lo hacen. ¿Columbo? Sí, Columbo. Ya sabe, por ese detective ceo que de los años 70. Está bien, inspector Columbo. No, sólo Columbo. Okey, como prefiera. Oiga, qué tal si empezamos la entrevista. Me parece perfecto.
Dígame, ¿en qué consiste su trabajo? Básicamente, en saber cuáles son los métodos de investigación y, claro, saber aplicarlos. Ajá. ¿Y cuáles son esos métodos? Muy sencillos: se deben responder las 7 preguntas de oro. Ya sabe, como un periodista: qué, quién, cómo, y todo eso.
Oiga, y qué investiga usted. Yo trabajo de lo que me contraten. Si me piden que localice a alguien, lo localizo. Si me piden que siga a alguien, lo sigo. Y si es un homicidio, lo investigo. Pero la mayor demanda es por casos de infidelidad matrimonial.
Ah, ¿y quién lo contrata más? La mujer, siempre. Ya sabe que los hombres somos infieles por naturaleza. Al cien por ciento.
Y oiga, ¿nunca lo han descubierto? De hecho, no. Órale, ¿ni siquiera sospecharon? A veces; cuando la persona es muy lista o tiene mucho que arriesgar, sí. ¿No quisieron agredirle? No, no. Porque yo muevo las piezas sin que se den cuenta; primero mando un avance y después ellos me informan. Entonces, cuando la jugada está lista, entro para hacer las fotos o el video desde un coche con cristales polarizados. Nunca saben quién los vigila.

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A cada frase, Columbo hace una pausa. Quiere que anote todo con calma. Mientras habla, mira obsesivamente a uno y otro lado detrás de mi espalda. Checando las placas de los autos y la gente que pasa a nuestro alrededor. No lo puede evitar, dice. Es deformación profesional.
Ustedes no llevan arma, ¿verdad? No, cómo cree. El detective no porta pistola. Ni puede detener a nadie. Sólo investigamos de manera civilizada. Acuérdese que la inteligencia siempre supera a la fuerza bruta.
Claro, claro. Deben paliar la falta de un arma con la astucia... Así es. La observación es lo más importante; el investigador debe llevar siempre una cámara en la cabeza. Oiga, pero ¿qué tal si confunde dos autos a los que persigue? Sí, puede pasar. Por eso el arma del detective es la libreta y el lapicero.
Ahm. ¿Y en la investigación privada hay corrupción? Sí, por supuesto. Precisamente, el contratante debe saber a quién está contratando. Porque hay personas que se anuncian en los periódicos con números de celular que no son localizables. Y una persona no localizable, no es de fiar.
Pero, ¿sí son detectives...? No. Suelen ser ex policías, que confunden el Cuerpo con la investigación privada, que es otro mundo. ¿A qué se refiere? Me refiero a que un detective no va a investigar con prepotencia. Ellos se quedaron acostumbrados a las armas y vienen a la vida civil confundidos.
Perdone la curiosidad, pero ¿cuánto cobra un detective? Eso depende del caso. Pongamos, por ejemplo, que le encargo vigilar a mi novia. ¿Cuánto me costaría? Bien, eso sería lo que llamamos un pre-nupcial. Primero, investigaría a los amigos de su pareja, los conocería y luego ya me iría con la persona. Entonces, le lanzo un ‘gol’ y sobre ese gol obtendríamos resultados. Le podría salir por unos 6 mil pesos.
¿En cuántos días? Unos quince. ¿Y lo investigaría todo? Todo. Desde que su novia fue al Kinder.
Impresionante. Bueno, sólo es un trabajo. Ajá, a eso me refería, detective. En fin, creo que vamos a ir acabando, no quiero robarle más tiempo. Imagino que tendrá casos que resolver y esas cosas. No se preocupe, apenas un par de pendientes rutinarios. Poca cosa. Usted pregunte. Bueno, pues ya que se ofrece me gustaría saber si recomendaría su profesión. ¡Claro! Ojalá hubiera más gente dedicado a esto, pero con ética. ¿Por qué lo dice con retintín? Pues ya sabe. Porque luego hay algunos licenciados que andan anunciándose en el periódico que... Ah, y eso le preocupa, ¿no? No, para nada. La gente no quiere licenciados. Quieren tipos capacitados, pero hechos en la calle. Detectives de verdad.

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Tras la última respuesta, el investigador mueve lentamente en círculos la cucharilla de metal por el borde de la taza. En el fondo ya sólo quedan los restos. Me levanto, le estrecho la mano con fuerza y me ofrezco a pagar la cuenta por la atención prestada.
Oiga, muchas gracias por la entrevista. Y por cierto... espero que nunca tenga que vigilarme desde un coche en la oscuridad.
Pero Columbo sólo sonríe, como si aquel mariachi ya lo hubiera oscuchado muchas otras veces. Alza el índice, pide otro café bien cargado y, entonces, mientras checa la placa de otro vehículo que pasa por allí, me contesta: pues quién sabe, güero. Quién sabe.

Entrevista publicada en Diario El Mundo de Córdoba, edición domingo 30 de agosto de 2009.

Texto y Edición: Manuel Ureste
Ilustración: Paco Pineda
Diseño: José Limón

jueves, 20 de agosto de 2009

LA ENTREVISTA CON EL EXPERTO


El pasado lunes visitó la redacción de diario El Mundo de Córdoba el español Eloy de Melendre y Carrera, experto en Seguridad Internacional (con un currículum interminable), presidente de una compañía global asesora en materias de seguridad, y asesor para la resolución de conflictos en países como Irak, Colombia o la extinta Yugoslavia. Asimismo, De Melendre es asesor de seguridad en la lucha contra el terrorismo de ETA en el País Vasco. Tema precisamente que no dudó en comparar con la situación que vive México en su particular guerra contra el crimen organizado. "El caso del País Vasco no es tan diferente al de México; el terrorismo en España se financia exactamente igual que el narcoterrorismo", aseguró. Bien, comparaciones a parte, opinen ustedes mismos...

Entrevista publicada en diario El Mundo de Córdoba, martes 18 de agosto de 2009.

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Manuel Ureste
El Mundo de Córdoba


"En el País Vasco la sensación de inseguridad es como la de México; nunca sabes cuándo va a estallar una bomba"

Capacitación y sueldos dignos para la Policía. Esta es la base sobre la que un país debe construir su seguridad alejada de la garras de la corrupción. Así lo asegura Eloy de Melendre, experto en seguridad internacional y presidente de la empresa global de seguridad CEAS, quien en una entrevista en exclusiva para diario El Mundo analizó la situación que vive el país como consecuencia de la guerra desatada por el crimen organizado. "La situación no es límite", asegura De Melendre, asesor para la resolución de conflictos en Irak, País Vasco y Colombia, entre otros. "Sin embargo en México -admite-, el narcoterrorismo ha avanzado mucho más que en otros países".

EL MUNDO: ¿Cómo se ha encontrado la situación que vive México?
ELOY DE MELENDRE:
En México el llamado 'narcoterrorismo' ha avanzado mucho más que en otros países. No obstante, opino que la situación no es demasiado grave. No es una situación límite. Lo que sucede es que con la crisis económica la violencia ha ido a más. Y además estamos percibiendo una falta de capacitación y de actualización para frenar los avances del crimen y la violencia.

EL MUNDO: ¿Qué puede aportar al caso mexicano la 'experiencia española' en la lucha contra el terrorismo...? Máxime teniendo en cuenta que ambos casos son diferentes.
E.M.: Bueno, el caso del País Vasco no es tan diferente al de México. Hay que tener en cuenta que el terrorismo en España se financia exactamente igual que el narcoterrorismo. Es decir, a través de la venta de armas y de drogas, y sobre todo a través de la coacción, la extorsión, el secuestro, así como con el lavado de dinero. Además, la forma de actuar es prácticamente la misma. En Centroamérica se ha pasado del narcotraficante típico que sólo vende drogas, al crimen organizado. Exactamente igual que ETA. La única diferencia es que la banda vasca nació con un objetivo 'político', para luego convertirse en un negocio.

EL MUNDO: No obstante, en España la sensación sí es de seguridad...
E. M.: No, no tanto. Vaya al País Vasco, o a Mallorca donde estallaron dos bombas. Sin embargo, por nuestra experiencia, hemos sabido controlar la situación y hemos dado una mayor garantía a los ciudadanos. Pero en el País Vasco la sensación de inseguridad es como aquí. Nunca se sabe cuando va a estallar una bomba o se va a producir un tiroteo.

EL MUNDO: En México la corrupción ha llegado hasta dentro de las mismas esferas policiacas. A raíz de su experiencia, ¿qué mecanismos se podrían aplicar para paliar este problema?
E.M.: La corrupción no es exclusiva del caso de México. En Europa también hay casos de corrupción. Evidentemente, aquí la población es diez veces superior a la de España, por ejemplo. Por lo que el número de casos es más elevado. Ahora bien, en cuanto a los mecanismos que se pueden aplicar, nosotros hemos creado departamentos anticorrupción dentro del Poder Judicial. Quizá no sea una solución definitiva, pero sí una solución preventiva muy interesante.

EL MUNDO: ¿Qué recomendaciones se podría dar para mejorar la situación de inseguridad?
E.M.: Yo recomendaría más inversión y más confianza en los cuerpos policiales. La Policía necesita de capacitación y de unos sueldos dignos. Ésa es la base. Pero el problema que siempre nos encontramos en todos los países es el poder político. La mayoría, por un lado, no creen en la efectividad de sus cuerpos, y por otro, no quieren invertir. Porque para la política, la seguridad es un gasto, no una inversión. Esto se traduce a su vez en falta de capacitación y eso es lo que la población ve y le hace desconfiar de los elementos de seguridad.

EL MUNDO: ¿Y qué se podría hacer al respecto?
E.M.:
Mire, en países como Guatemala todo lo que se captura al narcotráfico automáticamente se le facilita a los cuerpos policiales para que lo utilicen en su defensa. Aquí no. Aquí lo que se captura se destruye, se desaparece, se vende... Por ejemplo, si capturas un cargamento de droga, no lo destruyas. Las industrias farmacéuticas la necesitan y la tienen que comprar. Véndala y ese dinero que vaya para la comisaría. Yo desarrollé un programa en la policía de Miami en los noventa que consistía en: 50 por ciento de lo que se capturaba era para la comisaría y el 10 por ciento para el policía que hacía la captura. Y en tres meses desapareció el problema de la corrupción porque ya no interesaba; ganaban mucho más dinero con la recompensa. La lástima es que al año nos quitaron el programa porque el Gobierno estatal no recibía su dinero.

EL MUNDO: Parece que, a fin de cuentas, todo se reduce a una cuestión política... E.M.: Así es. Ya que ellos son los que tienen que poner los medios; y ellos son los que deciden las leyes y los jueces. Por lo que la responsabilidad recae sobre quienes emitimos los votos y elegimos los partidos, no sobre el policía. Es decir, hay que depurar responsabilidades de arriba a abajo. El policía sólo tiene los medios que tiene.

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LAS FRASES:
"Desarrollé un programa en la policía de Miami que consistía en: un 50 por ciento de lo que se capturaba era para la comisaría y el 10 por ciento para el policía que hacía la captura. En tres meses desapareció el problema de la corrupción; ya no interesaba"

"La política no cree en la efectividad de sus cuerpos y no invierte. Para ellos, la seguridad es un gasto, no una inversión"

"Si capturas un cargamento de droga, no lo destruyas. Las industrias farmacéuticas la necesitan y la tienen que comprar"

EL EXPERTO

Eloy de Melendre y Carrera nació en España y cuenta con 5 doctorados en Seguridad Internacional, así como 18 maestrías en la materia. Es director de la Escuela Nacional de Inteligencia Militar; presidente de la Corporación Euroamericana de Seguridad CEAS; y ha ofrecido servicios de asesoramiento en Irlanda, País Vasco, Irak, Colombia, y la extinta Yugoslavia, entre otros. Asimismo, es autor de numerosos libros sobre seguridad.

Fotos: Cortesía El Mundo de Córdoba (Rafael Calvario)



domingo, 16 de agosto de 2009

La Barbería de Don Efraín

Foto: Manuel Ureste

A pesar del devastador paso del tiempo, peluquerías tradicionales como la de Don Efraín sobreviven conservando en sus sillones la nostalgia de aquellos años que ya son silencio...

Manuel Ureste / VPC
A don Efraín no le tiembla el pulso a pesar de sus 78 años. Al contrario, aún mueve los dedos con agilidad. Dando cortes de tijera, chá, chá, chá, con alegría y soltura. Como si sus manos siguieran el ritmo de la música que suena en la radio de la vieja barbería que tiene desde hace más de dos décadas junto al Mercado Revolución.
"¿Nostalgia? ¡No!... O bueno, siempre sí. Porque la peluquería ha sido toda mi vida. Pero si ya uno no puede... pues qué le vamos a hacer. Mientras pueda aquí estaré. Día con día"
“Es danzón cubano”, me explica. “Llegó hace muchos años a Veracruz y aquí se quedó”, añade mientras coloca el peine en la mesita que hay frente a un enorme espejo. Y sobre la que descansan una pareja de tijeras junto a unos recortes de revista, un viejo almanaque, una brocha para afeitar untada de espuma en el interior de una pequeña vasija de plástico, y una postal todavía bien conservada del estadio Wrigley Field, del equipo de beisbol Los Cachorros de Chicago...

(Para continuar leyendo haz click en la imagen del pdf)


Para ver la galería de fotos de 'La barbería de Don Efraín' entra en www.flickr.com/photos/manuelvpc
Reportaje publicado en diario El Mundo de Córdoba, domingo 16 de agosto de 2009

sábado, 8 de agosto de 2009

Cariño, el avión se está cayendo

Dedicado a Pablo Galindo,
compañero de mochila y
maleta en aquellas largas
noches de aeropuerto
londinense...

Chisst. Chisst
. Eh cariño, despierta. ¿Has visto? Híjole, cómo que a quién. Pues a la güerita que va con el carrito de los sándwiches y las sabritas corriendo que se la lleva el demonio. Pero amor, no me regañes. ¿Que baje la voz que estoy acojonando al personal?
Ay madre. Mira que ya te lo decía yo cari: algo no va bien ahí afuera. No manches wey. Con esos nubarrones negros como los cojones de un grillo pegados a la ventanilla... y esas alitas tan poquica cosa de este Boeing aleteando de arriba abajo todo el rato. ¿Qué tal si se parte una? ¿Y si se le para un motor? No mi vida. Ni amorcito cálmate por Dios, ni madres. A mí que no me cuenten historias, ¡por el copón bendito! El bicho este se viene abajo. ¡Que te digo yo que sí, leñe ya!
Bueno, está bien amor. Tienes razón, te lo prometí. Mira cómo respiro profundo. ¿Ves? Así: uno-dos, uno-dos. Aspiiiiiiro y espiro. Aspiiiiiro y espiro. Ommm. Ya me calmo. Aquí no pasa ni media. Mira si es, que voy a leer un rato la Esquire y haré uno de esos tests tan chachis y a la última moda sobre a qué famoso estúpido me parezco. Pero que te juro que vi a la ruca de los martinis corriendo con la cara pálida y el estómago revuelto. Bueno, yo digo. Sólo digo.
Espera. Un momento. ¿Oíste? Creo que la tipa va a decir algo por megafonía. Ves, te dije que algo no iba bien. Atención señores pasajeros... ajá, pero qué más. ¡Qué más sigue! ¿Dijo algo más? No, ¿verdad? Señora, ¿oyó algo? No me diga que usté tampoco señor. Por fa cariño, pregúntale a la chamaca de la ventana. Ay nanita, qué fue ese ruido. Cómo que ahora sí se está moviendo mucho, ¿no? Ay que angustia tan fría me está entrando por el amor de Dios. Ay comadre, ya en mal plan: esto no me está gustando ni un pelo. En serio te lo digo. Y dice la pantallita que estamos a ocho mil metros de altura sobre el nivel del inmenso mar que se ha tragado hace nada a unos cuantos hasta sus fríos y oscuros adentros. Así, para todos los siempres.
¡Ajijo! cómo se menea el hijo de su chingada madre. ¿Amor oíste a alguien gritar? Ven mami, agárrame la mano por lo que más quieras. Perdona si te aprieto mucho. Ay padre nuestro que estás en los cielos, que ya ni veo los motores zumbando a todo gas de lo negras que están las nubes; sea tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo, que ahora sí que sí nos vamos bajo; y perdona nuestras ofensas como perdonamos a los que nos ofenden, que hasta aquí hemos llegao prima. Amén.
Uffff. Por poco mamasita. Sí ya sé, dicen que una bolsa de aire. Que es un fenómeno de lo más normal en estas fechas de ciclones y tormentas tropicales y que estaba todo súper previsto y bajo control. ¡Claro hombre! Nada de lo que preocuparse. Oye cariño, como que estás pálida con todo lo negra que venías de Cancún. ¿Cómo? ¿Que si yo tenía miedo? Quévaser mi vida. Ni te creas: yo sólo empujaba con todas mis fuerzas párriba... pero para que no se me escapara el alma por la boca. Palabrita del niño Jesú.