miércoles, 29 de abril de 2009

Gripe porcina en México: 'Quiero mi cubrebocas'


Manuel Ureste / Córdoba (Veracruz)

La avalancha era de esperar: después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretara en México el nivel 4 de alerta ante el riesgo de pandemia y de que fueran suspendidas las clases en todo el país, la inquietud y las llamadas ‘compras de pánico’ salieron a flote en Córdoba, ciudad del estado de Veracruz decretada en alerta preventiva, por cuya autopista circulan a diario miles de automóviles con destino México, Distrito Federal (DF).

De hecho, desde muy temprana hora de la mañana, el cubrebocas fue sin duda el artículo más buscado en todos los rincones de la ciudad.


En los restaurantes del casco histórico conocido como ‘Los Portales’, no hay ningún camarero que no porte uno. Incluso los clientes tienen que quitárselos momentáneamente para poder desayunar. Enfrente, los agentes de tránsito controlan el flujo vehicular cubiertos de boca y nariz; los funcionarios del Palacio Municipal decoran los jardines de los alrededores de la Catedral 'La Inmaculada' protegidos del virus de la gripe porcina; en Misa ya nadie se da la mano para desearse la paz; y hasta en las redacciones de los periódicos se ha decretado el uso de la máscara protectora por obligación.


En definitiva, todos querían un cubrebocas. De ahí que en apenas 40 minutos fueran vendidos hasta 7 mil –175 por minuto– en una de las pocas farmacias del centro urbano que a las 12 del mediodía aún disponía de alguna unidad.

“Hemos vendido lo que nunca”, señala Fernando Tress, gerente de uno de los establecimientos de la conocida cadena ‘Farmacia de Dios’, situada estratégicamente en el corazón de la ciudad, quien asegura al respecto que “ya desde muy temprana hora de la mañana, la avalancha de gente empezó a pedir los cubrebocas sin parar”.


En este sentido, y cuestionado sobre si el aumento del nivel de alerta por peligro de pandemia ha podido generar cierta histeria entre los cordobeses, el gerente de la farmacia reconoció que “sí, hay psicosis”, y que ésta se ha ido generando “poco a poco”, debido en parte también a la suspensión de las clases a nivel nacional.

“La gente está haciendo compras de pánico, y por eso este caos en la farmacia”, reiteró Tress, quien asegura no estar haciendo negocio con la venta de este demandado artículo, aprovechando ‘la histeria del tapabocas’. “Nosotros –explica– lo estamos vendiendo a un peso la unidad, pero ya nos han dicho que otras farmacias los venden por más”. Incluso, en Ciudad de México, el ‘foco rojo’ de la infección –junto al Estado de México (Edomex) y San Luis Potosí–, la reventa ya hace descaradamente su agosto vendiendo hasta en 25 pesos la unidad (unos 1,37 euros).


‘Está todo saturado’

Otra de las pocas farmacias que aún disponía de cubrebocas al mediodía era la de ‘La Providencia’, en la zona del Mercado Revolución. Los clientes hacen cola hasta la calle para poder acceder al establecimiento atendido hasta por 11 dependientas que no daban abasto. “Los distribuidores están saturados. A nosotros se nos agotaron desde el sábado, y ahora estoy vendiendo gracias a que me trajeron cinco paquetes desde Puebla; porque en Córdoba no hay nada”, apunta al respecto José Manuel Espinosa, gerente del establecimiento, quien asegura haber vendido “en unos minutos” más de 600 unidades, a 2,5 pesos cada una.

En el resto de farmacias de la ciudad, ni un cubrebocas a la redonda. La gente va de una farmacia a otra en busca del suyo. Pero sin éxito. “Llevo toda la mañana buscando; pero están agotados en todas las farmacias, y me preocupa por cómo se están poniendo las cosas”, apunta uno de los muchos cordobeses que, tras hacer una larga cola, se da por vencido y sale a la calle con las manos vacías. “Bueno, ¿y ahora qué?”, le preguntan. “Pues ahora a seguir buscando”. Porque, agrega, “yo quiero mi cubrebocas”.


FOTOS: Cortesía de SAÚL CONTRERAS y diario EL MUNDO DE CÓRDOBA (a expeción de la primera, que es mía!)


NOTA DE VPC: Muchas gracias a todos los que, desde España y otras partes del mundo, me habéis mandado emails interesándoos por mi estado de salud... Por el momento, y a pesar de la histeria por conseguir un cubrebocas, todo está relativamente tranquilo en Córdoba, y yo me encuentro estupendamente. También os informo que estoy escribiendo sobre la 'crisis porcina' en el diario LA VERDAD DE MURCIA, con el que colaboro en su edición digital: http://www.laverdad.es/murcia/20090429/local/region/quiero-cubrebocas-200904290947.html

Muchas gracias de nuevo por vuestro interés y apoyo.

Vivir para contarlo co!


martes, 21 de abril de 2009

'Depacio que tengo prisa': una noche de guardia con la Cruz Roja


Manuel Ureste / Vivir para contarlo
Asegura que aún lo recuerda horrorizado: era un domingo de guardia cualquiera. Tranquilo. Incluso hasta aburrido podría decirse. De pronto, entre cientos de llamadas ‘de broma’, una alerta sobre algo insólito: se trata de un bebé de apenas meses. Su madre ha salido a trabajar y no se le ocurre mejor idea más que dejarlo amarrado a la cuna. “Todavía tengo el rostro en mi mente de ese chamaco -cuenta el testigo directo de la escena-; cómo lloraba desesperado, cómo se movía nervioso, indefenso... fue muy duro, uno de los casos más tristes que recuerdo en mis 23 años en la Cruz Roja”.
Tras el llamado de emergencia, los paramédicos llegan a la dirección indicada. “En estos casos siempre piensas de todo: que se cayó de la cama, que se quemó, que se enfermó...” Todo menos que, literalmente, se lo estaban comiendo las ratas...

‘Ser voluntario
es parte de mi vida’
José Gonzalo Barragán es ingeniero agrónomo. De lunes a viernes dedica todo el tiempo y esfuerzo a su ‘chamba’. Y los fines de semana maneja una ambulancia como voluntario de la Cruz Roja.

"La gente no es consciente de que
por ir a una llamada falsa,
se está perdiendo un tiempo vital
para atender otras emergencias.
Nosotros no jugamos.
Nosotros trabajamos con vidas"
Su filosofía: ‘despacio que tengo prisa’. Un lema que ha mantenido durante los 23 años que lleva en la institución. “Para mí, ser voluntario ya es algo que forma parte de mi vida”, cuenta Barragán, mientras una y otra vez suena el teléfono sin que nadie conteste al otro lado del aparato. “Las bromas –comenta con tono de preocupación– son un problema grave que merma la tranquilidad de una guardia. No podemos ni tomar un respiro”.
Y es que, “sin exagerar”, la Cruz Roja de Córdoba recibe hasta 100 llamadas en una sola noche reportando accidentes que nunca sucedieron y “algún que otro recordatorio familiar”. “La gente no es consciente de que por ir a una llamada falsa, se está perdiendo un tiempo vital para atender otras emergencias. Nosotros no jugamos. Nosotros trabajamos con vidas”, recalca José Gonzalo, quien pregunta al respecto que “qué tal se sentirían estos bromistas si esa persona a la que llegamos tarde a atender fuera un familiar de ellos?”.

Infografía: Francisco Pineda, diario EL MUNDO DE CÓRDOBA

‘Tenemos una emergencia’
Son las dos de la madrugada. La noche en el hangar de la Cruz Roja cordobesa transcurre sin contratiempos. Unos pasan el tiempo libre viendo películas, otros con sus computadoras, y otros hablan de la familia mientras checan el equipo sanitario. De pronto, surge una urgencia. Y esta vez no es broma: “tenemos un choque lateral entre un Chevy y una camioneta”.
José Gonzalo deja a medio bocado la hamburguesa doble con piña y se pone a los mandos de la ambulancia. Junto a él, le acompaña el resto del equipo formado por el jefe de servicio y otros dos paramédicos.
Nos ponemos en marcha. El ruido de la sirena en el silencio de la noche es estremecedor. Las pulsaciones se aceleran: “Cuando vas de camino a la urgencia, siempre sientes nervios porque nunca sabes qué te vas a encontrar”, confiesa ajustándose los guantes de látex, Ricardo Rodríguez, un joven subparamédico córdobés. “No sabes –añade–, si quien tiene la emergencia es un conocido, tu vecino, tu amigo... o incluso un familiar”.
“El socorrista no es un súperheroe.
Él tiene que solucionar un problema,
no ser parte del mismo”

Al volante, fiel a su lema ‘despacio que tengo prisa’, Barragán se abre paso entre calles y avenidas a un paso moderado. “Porque si vengo a 90 km/h, quizá llegue dos minutos antes. Pero estoy poniendo en peligro a otras personas y a mi propio personal”, explica el ingeniero sin perder de vista las señales viales. “A veces –añade– es muy difícil medir la magnitud de la emergencia. Sin duda, lo más difícil es cuando tienes que trabajar con niños de 3, 8 ó 10 años... no sientes miedo, pero sí mucha tensión”.
Una vez en el sitio, todo debe estar bajo control: el conductor da el permiso al resto para abandonar el vehículo. Ya sobre el terreno, realizan una inspección. José Gonzalo deja la ambulancia con el motor encendido –siempre lo hace– y se dirige al oficial de Policía de Tránsito para conocer con mayor detalle qué ha sucedido.

“A veces es muy difícil medir
la magnitud de la emergencia.
Sin duda, lo más difícil es
cuando tienes que trabajar
con niños de 3, 8 ó 10 años...
no sientes miedo, pero sí
mucha tensión".
“El socorrista no es un superhéroe. Él tiene que solucionar un problema, no ser parte del mismo”, explica. “Entonces –continúa–, si llegamos a un incendio y no están los bomberos, tendríamos que esperar a que llegaran para poder entrar y actuar; nosotros también estamos poniendo en peligro nuestras vidas”.
Tras atender a los heridos, los accidentados se niegan a ser trasladados. Ricardo, el joven subparamédico, deja constancia en un informe que deben firmar los atendidos. Sin embargo, muchos se niegan a hacerlo: “Es habitual –explica el propio Rodríguez–; piensan que les puede traer problemas... pero es igual, porque el jefe de servicio tiene que registrar que no han querido firmar”.
Finalmente, una vez que garantizan que la salud de nadie corre peligro, su labor concluye. Ahora es turno de Tránsito resolver los asuntos ‘burocráticos’ que implica un choque.

El regreso a casa
De vuelta al hangar, las sirenas ya no suenan escandalosas, alarmantes como unos minutos atrás. Los paramédicos se quitan los guantes de látex y guardan silencio. Sus rostros reflejan de nuevo una calma tensa: saben que pueden volver a la acción en cualquier momento.
Sin embargo, esta vez ha habido suerte: el teléfono sólo sonó para las tristemente habituales bromas de madrugada.
Es momento de que José Gonzalo y compañía vuelvan a sus vidas con el deber cumplido. “Antes de llegar a casa –concluye Barragán–, lo que hago es sacudirme todo lo que uno ve y siente sobre una ambulancia. Abrazo a mis hijos, doy gracias a Dios porque ellos están bien, y procuro olvidar todo lo visto hasta la siguiente guardia del sábado”.

Reportaje publicado en Diario EL MUNDO DE CÓRDOBA, el martes 7 de abril.

miércoles, 15 de abril de 2009

El anuncio de Burger King


Manuel Ureste / Vivir para contarlo
Claro, ellos no querían ofender ¿sabe usted?. Ni tampoco reírse de los mexicanos, que, por cierto, son muy machines y no todos son chaparros (ni van con máscaras del Místico por la calle haciendo llaves imposibles a todo 'kiski' que se le ponga por delante).
Nommmbre no. ¡Pues cómo cree compadre!. Ni mucho menos. Vamos, que a 'naiden' se le ocurra semejante pendejada porque se está llevando al engaño. Lo que pasa es que en Burger King, el 'otro' gigante de la comida 'fasfú' norteamericana, son muy ingeniosos en eso de anunciar hamburguesas 100 por ciento vacuno libre de grasas naturales y la chingada.
Porque no me digan que la idea no era cojonuda: Let´s see guys. ¿Cómo anunciamos una hamburguesa que mezcle (si es que eso es posible) lo mejor de Texas y México? Uhm. A ver, a ver... Chale. No sé canijo. Déjame pensar tantito. ¡Órale cabrón!: lo tengo. Ponemos a un vaquerito cowboy gringo de ojos azules, bien alto él, fórnido chicarrón del sur, y con un buen pistolón (atado a la cintura, claro) al ladito de un mexicano, chaparro, gordo, algo gandul, ataviado en un poncho de cinco pesos que además resulta ser la bandera de la patria, y listo. Así nomás: ¡al carajo los símbolos nacionales! Agg. Total, si la campaña es para España. Qué importa. ¡No pasa nada míster mariachi!. No sea enojón.

En fin, pues parece que la idea no ha sido tan brillante (¿o sí? Al fin y al cabo estamos hablando de la campaña). Porque resulta que el propio embajador de México iba un buen día caminando por las calles de Madrid cuando, órale cabrón, se encuentra con la publicidad de frente, así a 8 columnas y full color. Y claro. A pesar de que el eslogan de la campaña era 'Texican: unidos por el destino', pues la idea no le pareció muy chingona, la neta. Más bien porque, no séee Máster, parece que, aparte de ofensiva con todo un pueblo, es machacona; repitiendo again unos estereotipos que ya nada tienen que ver con el mexicano del año 2009, y que además incitan al enfrentamiento, a la discriminación, y, sin ser alarmistas, al racismo más absurdo: mira mijo, nosotros los gringos somos así, y los pinches mexicanos de allá abajo son asao. Tú compara lo chulos que somos.

Pero claro, la dirección de la hamburguersera (¿existirá ese término?) en España ya se ha apresurado a decir que no, que ninguna culpa tienen si nadie les comprende su creatividad (ya saben, la publicidad es agresiva y todo el rollo). Que ellos "únicamente pretendían mostrar las influencias (en la hamburguesa) del suroeste de Estados Unidos y de México". Pero vamos, que no hay bronca. Que si se van a hacer sus moños pues la quitan y listo. Total, bastante experiencia tienen ya en eso de denigrar a otros países impunemente.

sábado, 4 de abril de 2009

Diarios de un Vocho (por el Mundo): en Buenos Aires

Por Idaly, en colaboración con 'Vivir para contarlo'
Diarios de un vocho (por el mundo): Buenos Aires, Argentina

Hace como siete años (si no me equivoco) que conocí a Idaly a través de Internet. Y durante todo este tiempo, a pesar de que jamás nos conocimos en persona (de momento) hemos mantenido una grande y sincera amistad a prueba de kilómetros. Curiosidades de la vida, y después de hablar una y mil veces de nuestro encuentro, cuando por fin decido cruzar 'el charco' (algo impensable cuando nos conocimos 'on line'), Idaly se traslada a Buenos Aires a continuar con su tesis de maestría... Y precisamente desde la tierra del tango herido, es desde donde nos escribe este relato con sabor a mariachi sobre sus vivencias y añoranzas. Espero que os guste. Saludos desde Córdoba Idaly!

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Días de febrero entre tangos…y el recuerdo de un mariachi

“Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando…”, dijo Carlos Gardel en un tango con sabor a dolor desarraigado. El tango está exiliado de la vida, exiliado de los sueños, exiliado del amor. Este baile cobró su sentido en la Argentina del gaucho y tuvo un nuevo significado con el desembarco de los españoles e italianos que hicieron del tango: “un sentimiento triste que se baila”. Por ello esta danza es nostalgia, pero también es sensualidad y es pasión... En las letras de Gardel murió ese gran amor, terminó, había cumplido su fin, pero el mundo sigue girando, dando vueltas y se debe caminar y caminar…

El Puerto de Buenos Aires es una ciudad moderna - diferente quizá- a la mayoría de los países latinoamericanos, por la afluencia de barcos de infinidad de razas. Por tanto, en esta metropli hoy subsiste el olor a Europa y se denota en gran parte de sus edificios, su fisonomía, su mezcla de lenguas que se diferencian con facilidad en esta ciudad cosmopolita; me refiero al Puerto porque argentinos también son los de Tucumán, Jujuy, Chaco, entre otras provincias que algunos ignoran por mencionar sólo al argentino ”europeizado” al ojiverde y ojiazul, al sencillito y carismático.

"El Puerto de Buenos Aires es
una ciudad moderna
-diferente quizá- a la mayoría
de los países latinoamericanos, por
la afluencia de barcos de
infinidad de razas"
Las caminatas en febrero por las calles Av. 9 de julio, Av. De mayo, Rivadavia, Corrientes, Mitre, Callao, Perón, Sarmiento, son incansables cuando intercambias un diálogo con argentinos; vas aprendiendo códigos, a interpretar el lenguaje, a descifrar los gestos que trazan sus rostros. ¿Una pronta integración? vivir en Buenos Aires en este segundo mes del año me orilla con gusto a saber sobrellevar la estancia, a aceptar lo diferente. Sobre esto último cambias el lenguaje por la misma necesidad de integración y por convivir en la cotidianidad argentina.

Ya no preguntas por la tienda ahora es “kiosco”, caseta telefónica es “locutorio”, el aguacate es “palta”, el metro es “subte”, refresco es “gaseosa”… Recuerdo que hace poco un amigo mexicano gritó con gusto en un supermercado: “por fin encuentro ”Bimboooo” y hay unos panecillos con cajetaaaaaa”, rieron los chicos que atienden el lugar, yo sabía el significado de la palabra pero no pude advertirle. “Por Diosssss Salvador es ‘dulce de leche’…

Más allá del albur que hubiese significado en México, mi estancia acepta que mi bagaje cultural es orgullosamente distinto.
Es curioso ver en esta ciudad cómo las palabras en inglés han sido adoptadas por el vocabulario del común de la sociedad: “Comida para “Delivery”, “Sponsor oficial de la selección argentina”, “Notebooks en venta” etc., etc. ¿Globalización o influencia inglesa? No sé, quizá algunas de estas palabras permanecieron debido a las grandiosas telecomunicaciones.
En México prevalecen ciertas palabras en que la vecindad estadounidense ha sido clave e inevitable, aunado a la globalización. A pesar de ello considero que dicho vocabulario no está tan arraigado al grado de adoptarlo pues los que lo utilizan saben la traducción en mexicano, un ejemplo: Hot dog, para nosotros es un “perro caliente”, pero en Argentina son “Panchos”, (nos ganaron el término, chin…); no más ejemplos contradictorios.

La comida en Buenos Aires es rica, los asados son exquisitos, los alfajores, las ensaladas, las pizzas, las empanadas, las pastas, (espero discreción a mi regreso); sí, sí, muy rico, pero en ocasiones ansío mis antojitos mexicanos, mis taquitos dorados, tostadas, pozole… el picante, si el picante aunque estemos “locos los mexicanos”.

"El ser mexicano hoy día es definido por la representación de los programas televisivos gracias a una tonta imagen del mexicano en el exterior que impulsó y sigue promoviendo hoy -a su manera- la gran empresa Televisa"

En otros rumbos donde intercambias palabras suponen que el ser mexicano hoy día es definido por la representación de los programas televisivos gracias a una tonta imagen del mexicano en el exterior que impulsó y sigue promoviendo hoy - a su manera- la gran empresa Televisa y otras televisoras. No obstante, es agradable que los argentinos relacionen y conozcan a Jorge Negrete, Pedro Infante, Sara García, por mencionar algunos de aquella época del cine de oro.

Un amigo y compañero mexicano que también realiza una estancia de investigación en Argentina me comentaba que charló con una persona mayor a propósito de su tesis. Su investigación es sobre la Música en Argentina durante la represión de la dictadura militar; el argentino amablemente comenzó afirmándole: “en México como el tenor Jorge Negrete no existe nadie”, y poco después diría este mismo argentino: “salvo Gardel”, ambos sonrieron, cuestión de gustos y nacionalidades.

Es interesante cómo se ha juzgado al argentino no sólo en México sino a nivel mundial por un supuesto complejo de superioridad. Alguien dijo que “el argentino cambia en su casa” y creo que es cierto, pues en su país me han demostrado amabilidad.
Ya en épocas más recientes, es graciosísimo que relacionen al mexicano con El chavo del 8: piensan que a mí me pueden encantar las tortas de jamón (no me gusta el jamón, pero me encanta el Chavo del 8). Me agrada que predominen los iconos de la música, cine y programas mexicanos, a pesar de la distancia y más aun cuando Argentina ha tenido mayores nexos con Europa que con Latinoamérica.

En el febrero de 2009 “el sueño argentino” para mi investigación del exilio argentino en México ha sido clave para valorar y criticar desde fuera lo escrito: una historia oficial y obviamente, como bien lo decía el ingles E.P. Thompson, una “Historia desde abajo”. Debo reflexionar, con la distancia del tiempo, el por qué esas miles de personas que llegaron a México. Sin duda éste es un país que se ha caracterizado por una amplia solidaridad al perseguido político, donde los argentinos lograron desempeñar su labor, la paz anhelada y -¿por qué no decirlo también?- algunos enfrentaron el modo de vida en México y una sociedad que los ha considerado como “el ego que todos llevamos dentro”.

A pesar de todo esto, debo de mantener una mirada firme como extranjera y como estudiante: valoro como experiencia el corroborar o criticar lo escrito de la década de 1970, conocer qué piensan algunos de la sociedad argentina sobre aquella etapa tan crítica que vivió esta nación.
Recuerdo cuando hice rabietas con un militar con el que tuve un dialogo sobre la dictadura militar más cruel que sufrió este país en el periodo 1976-1983. Esa conversación terminó en silencio al preguntarle sobre el exilio argentino, me dijo: “!ya no me rompàs las pelotas!”. De momento me incomodó su afirmación (pensé en mexicano), pero era un hartazgo por criticarlo al preguntarle sobre la represión y la tortura; entonces me contesto: “lo ocurrido, ocurrido está”; seguí preguntando: “¿y los 30, 000 desparecidos?”, Contestó bajo cierto cinismo: “Costos de guerra”, sin más palabras.

"Tal vez parte de la sociedad argentina
ya no quiere recordar, pero muchos
siguen en pie de la lucha por reclamar
justicia y que no se vuelva a repetir"
Tal vez parte de la sociedad argentina ya no quiere recordar, pero muchos siguen en pie de la lucha por reclamar justicia y que no se vuelva a repetir. Por ello, enfrentar posiciones contrapuestas es muy válido y mi deber al pretender ser objetiva me orilla a discernir entre lo bueno y lo malo, lo prudente y lo imprudente, así como la hipocresía de la certeza del ser que enfrentó el camino del exilio, del familiar del desparecido, de las Abuelas y Madres de la Plaza de Mayo o como las llaman algunos:“ las locas de la Plaza de Mayo” todo ello sé que es parte del: “ oficio de historiar”-.

Para completar el itinerario es que extraño México y lo coloco en lo recóndito de mi ser, se clava en mis entrañas, hace falta el calor de los míos, mi familia, mis amigos, las calles, sus sonidos, cada uno de sus olores y sus colores. Debo seguir con pasos agigantados aunque en momentos este lugar sepa “amargo como el vino del exiliado”.
Me encanta el tango, pero llevo en mi mente el sonido de los mariachis; de mi mariachi mexicano con su estilo, su ánimo, sus ojos, su sonrisa, su voz…
“Pelo de plata y carne morena” ¿o morocha? mejor morena.
Idaly